La esencia de la adoración está en la expresión personal de amor, dedicación y obediencia a Dios, y que, como seres creados para estar en comunidad, debemos comprender y aprender que quien adora en espíritu y en verdad, será una inspiración y motivación para que otros lo hagan de igual o mejor manera.
La importancia de la adoración queda firmemente establecida cuando la Biblia nos dice que Dios anda buscando adoradores que lo hagan en espíritu y en verdad.
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Juan 4:23-24 RVR1960
Creo que el mayor ejemplo de adoración en el mejor sentido de la palabra es el mismo Señor Jesucristo. Lucas 4:16 nos muestra a Jesús hecho hombre, dejándonos la guía para ser un buen adorador congregacional.
Se necesita tener en cuenta que la naturaleza de la adoración congregacional se empieza en forma individual, y que esta ocurre de adentro hacia afuera, teniendo dos cualidades igualmente importantes, a saber: Primero, tiene que ver con el nuevo nacimiento, pues este es un paso crucial, ya que sin el Espíritu Santo habitando dentro de nosotros, difícilmente se puede responder a Dios en adoración, porque no lo conocemos, ni tampoco podríamos integrarnos en la adoración congregacional “en espíritu”. Segundo, la adoración verdadera debe ser hecha “en verdad.” Es decir, que toda adoración viene como una respuesta a la verdad revelada de Dios. Entonces, para adorar verdaderamente a Dios, debemos comprender quién es Él, y lo que ha hecho; y el único sitio donde esto se ha revelado enteramente es en la Biblia, la Palabra de Dios.
No olvidemos que fuimos creados para adorar. O se adora a si mismo (que es egolatría) o a otros seres humanos que considera superiores a si mismo (que es idolatría). Aun puede degradarse y llegar a ofrecer adoración a aves, cuadrúpedos, a aves y reptiles, y la misma naturaleza (Romanos 1:21-23). En otras palabras, o adora a Dios en espíritu y verdad, o se distorsiona el enfoque de adoración.
Lo más importante es que adoremos a Dios en espíritu (en nuestros corazones) y en verdad (en nuestras mentes), expresándonos a través de nuestro cuerpo, en conexión del Cuerpo de Cristo; la congregación.
Te invito que te desconectes de todo y ofrescas tu mejor adoracion al padre celestial y que recuerdes siempre que fuiste cread@ para adorar.
@Tifany Fortunato
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