En
la vida tenemos que tomar muchas decisiones todo el tiempo, grandes o pequeñas
siempre tenemos que tomarlas. Elegir a la persona con la que vamos a pasar el
resto de nuestras vidas en matrimonio es una decisión de suma importancia. Como
cristianos todo lo que hacemos tiene que estar dirigido por Dios, no se trata
de introducir a Dios en nuestros planes, sino que Él nos indique el camino que
debemos seguir: Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el
Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una
esperanza. Jeremías 29:11 (NTV).
Para
elegir nuestra pareja debemos guiarnos por los planes de Dios. Esto quiere
decir que Dios te marca las pautas de dónde puedes buscar tu pareja. Debe ser
alguien que tenga en común contigo la fe en Jesucristo y temor a Dios. Seguro
has escuchado hablar del yugo desigual que se explica en la biblia, debes tomar
en cuenta la persona que elijas para ser tu pareja, se guíe por propósitos
eternos.
¿Te
cuento un secreto? Nadie es perfecto, puedes estar pensando, pero eso no es un
secreto para nadie, ya eso lo sabía. Sin embargo, muchas veces se nos olvida
que el único perfecto es Dios y que todos tenemos debilidades que nos hacen
equivocarnos. Así como no existe la persona perfecta, tampoco existe la pareja
perfecta.
No
te empeñes en buscar a la pareja perfecta, a veces nos hacemos la idea del “perfil”
que queremos y hasta que no encontramos eso que pensamos no estamos
satisfechos. Si es una mujer o un hombre de Dios y sienten química entre
ustedes, puedes entonces tratar de poner a un lado tu lista de características,
dale una oportunidad y quizás podrías sorprenderte. Muchas veces pensamos que
queremos algunas cualidades en una pareja y cuando tenemos a alguien como lo soñábamos,
nos damos cuenta que no es lo que necesitábamos.
Para
darte cuenta que la persona con la que estás ahora o la que estás conociendo es
con quien debes estar, necesitas invertir tiempo en la relación. La
primera atracción y el enamoramiento que sentimos al principio de una relación
es algo que surge de forma natural, pero a la medida que la relación se fortalece,
la decisión de amar a la persona tal y como es, toma gran relevancia.
Si
la persona con la que estás ama a Dios sobre todas las cosas, te ama, te cuida,
quiere construir propósitos para el reino de Dios juntos, pues estás por buen
camino. No necesariamente tienen que ser “almas gemelas” que les guste todo
igual y que piensen lo mismo, sino que ambos tengan su mirada en propósitos
eternos.
A modo
de resumen:
- No existe la pareja perfecta, una buena relación se construye.
- Debo sentir atracción por la persona con la que me encuentro.
- Debo reconocer que mi lista de cualidades buscando el “perfil” perfecto, no siempre es lo que necesito.
- Los planes de Dios son más grandes que los míos.
Pide
a Dios que te guíe, si estás en una relación de noviazgo o quieres iniciar una.
Pon esa relación en manos de tu Padre Celestial, que se haga su voluntad (sea
lo que quieres o no). Recuerda que siempre es importante hablar con alguien que
te pueda aconsejar con sabiduría.
A
Dios le importa todas las decisiones que tomas y desea que la pareja que esté a
tu lado sea de bendición para ti.
Versículo
para el día: Guía mis pasos conforme a tu palabra, para que
no me domine el mal. Salmos 119:133 (NTV).
Oración:
Dios dame la sabiduría para elegir una persona que me ayude a ver la vida con
propósitos eternos. Quiero que tu voluntad se haga en mi vida y te agradezco porque
sé que estás pendiente de mi en todas las decisiones que debo tomar. En el
nombre de Jesús ¡Amén!
Escrito
por Florangel Ramos Adames. -
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