Desde tener cinco añitos, el Dios de la Biblia ha sido mi compañía, mi amigo fiel, y quien yo adoro en esta vida. He aprendido que Él es soberano.
Y también he aprendido que en verdad yo soy tímido.
Sin embargo, a través de mi fe en lo que Jesucristo hizo por mi en la cruz, Dios me ha transformado la vida y me ha retado.
MI FAMILIA
Crecí en
una familia bastante grande y piadosa en la fe Cristiana. Como familia de padre,
madre y cinco hijos, íbamos a una iglesia cristiana juntos, orábamos juntos antes
de cenar, y compartíamos de la Biblia. Y gracias a mi familia, yo escuché y
comprendí el Evangelio a los 5 años, y decidí poner mi fe en Jesús como mi
Señor y Salvador. En verdad, mi familia es una gran parte de mi historia como seguidor
de Jesús.
En
este contexto de una comunidad cristiana tanto dentro como fuera la casa, yo iba
conociendo más de mi nueva fe en Cristo.
MI
CONVICCIÓN
Mas o
menos a los 12 años llegué a una nueva etapa de vida cuando mi fe de niño se convirtió
en convicción. A esa edad tenía dudas y preguntas sobre mis creencias en Dios. Ya
no quise seguir ciertas creencias solo porque otros lo creían. Por supuesto, no
perdí la fe que tenía, sino Dios obró en mí durante esta etapa para fortalecer
mi fe en Él. Ya estaba más convencido que nunca en esos días de que Dios es real
y que mis compañeros alrededor de mí deberían conocerlo también.
Entré
en una etapa de tener una fe más vibrante y una convicción más fuerte en mi corazón
para seguir a Jesús por el resto de mi vida.
MI
RETO
De estar convencido yo mismo en mi fe en Dios, pasé a una etapa de transmitirla y compartirla con otros. Amigos del secundario me retaron a liderar una comunidad cristiana ahí: me encontré almorzando cada martes y jueves compartiendo con ellos de la Palabra y creciendo juntos en la fe.
Luego, amigos de la universidad me retaron a conversar sobre el Evangelio dentro y fuera la universidad, formar grupos pequeños para conocer más de Dios y la Biblia, y llevar el Evangelio a otros países!
Pero, el reto más grande fue cuando pasé un año en Alemania como estudiante de intercambio. Durante ese año, en mi comunidad internacional, formé amistades con estudiantes de cada continente. ¿Y sabes qué? No encontré ni uno entre esos amistades que compartía mi fe en Jesús…algunos, como mi buen amigo Javier* de España, ni podían entender por qué yo todavía creía en el Dios de la Biblia.
De verdad, me chocó bien
duro ese año. ¿Cómo puede ser que la mayoría de ellos nunca había tenido un amigo cristiano que tomó
el tiempo para compartirles el Evangelio?
Crecí muchísimo
como persona, como hombre, como seguidor de Jesús, a pasar por esos retos.
Aprendí identificar mis fortalezas, mis debilidades, mis faltas, mis
tendencias, y más bien conocí mi pasión para enseñar y servir como mentor a
otros.
En fin, quiero ser ese amigo, esa persona que por amor comparta las Buenas Nuevas de Jesucristo y ayuda a otros para que crezcan en su relación con Dios.
Mi esperanza y oración
para ti es que también conoces el Evangelio y sientas el gozo de
compartirlo con otros!
--
Pensamiento para el día: ¿Cómo te sientes retado por Dios actualmente?
Es vital que tengas a una comunidad que te apoya en tu acercamiento a Dios y tu crecimiento espiritual!
Versículo del día: “Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.” Efesios 2:10 (NTV)
Escrito por Matthew
Cayton
*nombre ha sido cambiado
Comentarios
Publicar un comentario