**Dinero
**Buena Reputación
**Gloria de Dios
**Pertenencias Privadas
**Confianza **Dignidad
...qué es lo que tiene en
común estas cosas?
¡Son cosas que se puede robar!
Hoy compartimos un poco sobre
el octavo mandamiento de Dios en el Antiguo Testamento:
Éxodo 20:15—“No robes.”
No hay mucho que interpretar
aquí para poder comprender que yo no debo robar. Pero me pregunto, ¿por qué
Dios me pone este límite? ¿Por qué no puedo sacar beneficio de la labor de
otros?
En general, cuando no honremos este mandato de Dios, sino robamos, opino que nosotros hayamos perdido nuestra fe en nosotros mismos a ser productivo; en vez de producir, tomamos de la labor de otros sin autorización.
Efesios 4:28—“El que roba, no robe más, sino más bien
que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué
compartir con el que tiene necesidad.”
Y como Cristiano, parte de la
gran familia de Dios, cuando yo no honre este mandato de Dios, sino robo, entonces
he perdido mi fe tanto conmigo mismo a ser productivo como en la provisión de la mano de Dios.
Para mí, lo que robo más que
cualquier otra cosa es el tiempo. De Dios y de otros, quito el tiempo
que les pertenece por pereza. Por ejemplo, robo tiempo de otros por ser culpable
en llegar tarde a una reunión programada o al trabajo. Por otro lado, yo robo
tiempo de Dios los Sábados cuando en vez de pasar tiempo descansando en Él, conversando con
Él en oración, o aprendiendo más de Él de la Biblia…prefería pasar tiempo jugando
videojuegos o en otros afanes.
En fin, mi oración es que no pasemos
por alta este breve mandato, sino analizar bien a nuestra vida:
“Dios, como estoy en esta
área? Ayúdame a ver lo que Tú ves en mí, y que me traes la convicción a ser productivo
en mi labor, generoso con otros en necesidad, y fiel a Ti.”
Escrito por Matthew Cayton
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