En el clásico de C.S. Lewis, El
León, la Bruja y el Armario, las dos chicas Susan y Lucy son testigos del
terror y la tristeza de la muerte de Aslan a manos de la Bruja Blanca y sus
secuaces [i.e. sus seguidores]. Y luego son testigos de su resurrección. ¿Lo
primero que hace Aslan? El juega1:
“Oh, niños,” dijo el León, “siento
que mi fuerza me está volviendo. ¡Oh, niños, alcánzame si pueden!” Se paró por
un segundo, sus ojos muy brillantes, sus miembros temblando, azotándose con su
cola. Luego dio un salto sobre sus cabezas y aterrizó al otro lado de la Mesa.
Riendo, aunque no sabía por qué, Lucy se apresuró a alcanzarlo. Aslan saltó de
nuevo. Comenzó una carrera loca. Girando y girando por la colina, los condujo,
ahora irremediablemente fuera de su alcance, ahora dejándolos casi atrapar su
cola, ahora zambulléndose entre ellos, lanzándolos al aire con sus enormes y
bellamente aterciopeladas patas y atrapándolos nuevamente, y ahora deteniéndose
inesperadamente, de modo que las tres se dieron la vuelta juntas en un feliz
montón de pieles, brazos y piernas ... Y lo curioso fue que cuando las tres
finalmente estuvieron juntas jadeando al sol, las chicas ya no se sentían en
absoluto cansadas o hambriento o sediento.2
Tanto el jugar como el Sábado son
cosas que nos dan un vistazo a la eternidad, que nos dan noticias del Reino de
Dios donde Chronos (i.e. el tiempo) y utilidad ya no estén bienvenidos.
Por cierto, ¿podemos ganar
dinero por guardar el Sábado? ¿Y de qué nos sirve jugar si es solo por…jugar? Pero
eso es exactamente la invitación que Dios nos hace con este siguiente mandamiento:
que descansemos en Él.
8 Acuérdate del sábado,
para consagrarlo.
9 Trabaja seis días, y haz
en ellos todo lo que tengas que hacer,
10 pero el día séptimo será
un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco
tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco
los extranjeros que vivan en tus ciudades.
11 Acuérdate de que en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y que descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo. [Éxodo 20:8-11, NVI]
Dios descansó primero, como ejemplo para nosotros.
Dios nos ordena “honrar el Sábado”, a descansar de nuestras labores.
El descanso en el Sábado es necesario para nosotros, y es una oportunidad para deleitarse en la presencia y provisión de Dios.
Espero que aceptes la invitación
de Dios para conocerle personalmente a través de su Hijo Jesús, y también que
conozcas más sobre que significa descansar en Él.
Escrito por Matthew Cayton
1 Mark Buchanan, The Rest of God: Restoring
your soul by restoring sabbath (Nashville: Thomas Nelson, 2006), 140-141.
2 C.S. Lewis, El León, La Bruja, y
El Amario (London: Puffin Books, 1978), 148-49.
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