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Amor propio en su justa medida




Como cristianos tenemos que obedecer dos grandes mandamientos, el primero es amar a Dios con todo nuestro ser y en Mateo 22:39 (RVR) nos dice: y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Seguro has escuchado varios sermones en relación a cómo debes amar a quienes te rodean, pero a veces se nos olvida el aspecto del versículo donde se resalta que debemos demostrar a los demás el amor de acuerdo a cómo nos amamos a nosotros mismos. Básicamente, si no me amo primero y lo hago en su justa medida, me será muy difícil obedecer el mandamiento de amar a mi prójimo.

¿Cómo sé que mi amor propio es adecuado? Lo más importante es que analicemos quiénes somos a la luz de la palabra de Dios. En 1era de Pedro 2:9 (RVR) Dios nos dice que: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

Si aceptaste a Jesucristo como tu salvador, eres un hijo de Dios y ese debe ser el aspecto fundamental de tu identidad. La gracia de Dios ha alcanzado tu vida y ya no eres tú, sino Él trabajando para perfeccionarte cada día. ¿Seguimos cometiendo errores? Claro que si ¿Somos pecadores que necesitamos de arrepentimiento diario? Claro que si; la diferencia está en que Dios nos perdona.

Tenemos que estar alertas para no caer en la mentira de “Soy hijo de Dios y por eso soy mejor que todo el mundo”, hay que tener mucho cuidado con nuestro egoísmo y con creernos más importantes que otras personas. Recuerda que el egocentrismo va acompañado de otros pecados, como la avaricia.

Una idea con “aires de grandeza” de quiénes somos, puede llevarnos a desobedecer a Dios y menospreciar a otros, sean cristianos o no. Nuestro Padre celestial que conoce nuestra naturaleza, nos advierte a través del apóstol Pablo en Romanos 12:3 (NTV): Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado.

Por un lado, tenemos el egocentrismo, pero al otro extremo está el de sentirnos inferiores a los demás, este tampoco es el propósito de Dios con el amor propio. Muchos hombres y mujeres usados por Dios, tenían una baja valoración de sí mismos y, por lo tanto, un amor propio empobrecido. Sin embargo, a cada una de esas personas, Dios los capacitó y los limpió de sus pecados. Tal es el caso de la historia de la mujer adúltera que vemos narrada en Juan 8, Jesús la salvó de morir apedreada y la perdonó por sus pecados. Cuando ella se sintió que no merecía nada, Dios la restauró y la enalteció delante de los escribas y fariseos. Dios te restaura y te dice hoy que eres amado.

Ya que conocemos los extremos de cómo no debemos amarnos ¿Cuál es la mejor forma de cultivar un amor propio a la justa medida de Dios? La mejor estrategia que podemos aplicar es entregarnos en manos del alfarero, quien nos moldeará de acuerdo a sus propósitos. Cada día es una nueva oportunidad para empezar a amarnos a nosotros mismos en la justa medida y así amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Frase del día: Dios quiere que me ame a mi mismo, sin creerme superior ni inferior, pero si entender que soy su hijo y que Él me amó primero.

Oración: Señor, muéstrame cuáles son mis debilidades. Quiero aprender a amarme como tú lo tienes diseñado desde el principio de los tiempos. Ayúdame a amarme en su justa medida y así poder amar a todos los que me rodean. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por: Florangel Ramos Adames. -


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