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Protestantismo: los inicios...

Photo by Manuel Sardo on Unsplash


La semana pasada hablamos de “¿qué es la Iglesia?”, aquí en Semillas Bíblicas. Y en este post vamos a explorar un poco sobre el origen de la iglesia protestante.

Primero, comenzamos con un poco de historia. ¿Has escuchado del figuro Martín Lutero? Él era un monje alemán quien comenzó “la Reforma” en 1517 con sus “95 Tesis” clavadas en la puerta de una iglesia en Wittenburg, Alemania. Pero esta pequeña historia de Lutero es solo una parte.

Dos preguntas sobresalen en esta historia y son sumamente importantes para reflexionar:
1) ¿Quiénes son los verdaderos cristianos?

         Sola Fide. Solo por fe. Esta frase es sencilla pero significativa. Romanos 3:28, “Concluimos que el hombre es justificado por la fe aparte de las obras de la Ley” (NBLH).

         Los reformadores decían que la justificación se basa en la justicia imputada de Jesús (i.e. que la justicia de Jesús sea acreditada a ti). La única base por la cual una persona puede ser salva es la justicia de Jesús, la cual viene al momento de creer, de poner su fe en Jesús como Señor y Salvador.
Romanos 4:1-3, “Humanamente hablando, Abraham fue el fundador de nuestra nación judía. ¿Qué descubrió él acerca de llegar a ser justo ante Dios? Que si sus buenas acciones le hubieran servido para que Dios lo aceptara, habría tenido de qué jactarse; pero esa no era la forma de actuar de Dios. Pues las Escrituras nos dicen: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe».

2) ¿Cuál es la verdadera iglesia?

Sola Scriptura. Solo la Biblia. Otra frase sencilla, pero importante para reflexionar. A través de la Biblia podemos conocer más de cómo se compone la verdadera iglesia.

La semana pasada, resumimos a la iglesia como “la comunidad de creyentes que han sometido sus vidas a Jesús como su único y suficiente Salvador” (Qué es la Iglesia, 18 Junio).

Y a través de una fe en Cristo como Salvador y la Biblia como Palabra de Dios, podríamos cumplir con esta imagen bella en: 

1 Corintios 12:11-13, Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.”

Dios, gracias por la justicia de Jesús que puede ser acreditado a cualquiera que creyera en Él como su Señor y Salvador. Qué regalo tan inmerecido! Ayúdame a aprender del pasado y recordar lo que has hecho en mi vida. Mi Padre Dios, qué yo sea un miembro ACTIVO en el cuerpo de Cristo, en tu Iglesia. Amen.”

Escrito por Matthew Cayton

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