La iglesia es la comunidad de creyentes que han sometido sus vidas a Jesús como su único y suficiente Salvador.
Cuando hablamos de la iglesia en términos bíblicos no nos referimos a una estructura de cuatro paredes con un techo. La palabra de Dios nos enseña que nosotros los creyentes somos templo del Espíritu Santo ( 1 Corintios 6:19).
La Biblia nos muestra diferentes metáforas sobre lo qué es la iglesia. Una de ella es un cuerpo, en el que cada miembro tiene una función y cuya cabeza es Cristo ( 1 Corintios 12).
Otra ilustración es la vid. Jesús es la vid y nosotros los sarmientos. Fuera de Él nada podemos hacer ( Juan 15).
Cristo ama a su iglesia y murió por ella. Todo aquel que diga amar a Cristo debe amar a la iglesia que Él compró con su sangre ( Efisios 5:25).
El propósito de la iglesia es glorificar a Dios en todo lo que hace. Ella debe mostrar a Cristo en medio del mundo.
La iglesia ha recibido críticas a través de la historia, en muchas ocasiones por individuos que han entrado al redil vestidos de ovejas, siendo lobos. Pero Cristo, quien conoce los corazones, sabe quiénes son los suyos ( 2 Timoteo 2:19).
La iglesia está encargada de aprender la verdad, vivir la verdad, proclamar la verdad y defender la verdad ( 1 Timoteo 3:15).
El creyente debe poner sus dones para edificación de la iglesia de Cristo. ( Romanos 12: 6-8).
Todo el que ha tenido un encuentro con Cristo siente la necesidad de estar con los demás miembros de la familia de Dios. No somos llaneros solitarios. Nosotros pertenecemos a una comunidad de creyentes. Por eso el autor de Hebreos nos exhorta a no dejar de congregarnos ( Hebreos 10:25).
Por: Álvaro Báez
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