¿Has visto un árbol creciendo? En el colegio donde
estaba ponían a los estudiantes de primaria a hacer un experimento sembrando un
grano de habichuela en un vaso plástico con un algodón, esto nos permitía ver
el crecimiento de la planta paso a paso. Todos los días había que estar
pendiente de colocar el granito de habichuela en el sol y humedecer un poquito
el algodón, poco a poco podíamos apreciar cómo crecían las raíces y luego el
tallo iba subiendo hasta que la planta era capaz de dar a luz otros granitos de
habichuela. Así debe ser nuestro crecimiento en Cristo, comenzamos pequeños (como
bebés espirituales), pero debemos ir desarrollándonos hasta dar fruto.
Como una planta, necesitamos todos los días nutrirnos,
la palabra de Dios y la oración son los elementos que nos permitirán crecer
fuertes y sanos como cristianos. Como nos dice Salmos 1: 2-3 (RVR): Sino que
en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será
como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y
su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. Te presento en este artículo
tres señales de que estás creciendo fortalecido en el Señor:
1. Parecerte más a Él: Cuando conocemos a Dios de forma intima, nuestra
perspectiva de lo que somos cambia radicalmente. No es lo mismo escuchar la voz
de Dios por una tercera persona, que experimentar una relación directa con él
cara a cara. La historia de Job que nos narra la biblia, nos indica cómo cuando
profundizamos en nuestra relación con Dios nuestra vida nunca vuelve a ser
igual (Job 42:5). Mientras más estemos ante la presencia de Dios, más nos
pareceremos a Él y todo el que nos rodea podrá ser testigo de eso. Mirar el
mundo como Cristo lo vió y actuar pensando ¿Qué haría Jesús en una situación específica?
Demuestra que vas madurando espiritualmente.
2. Andar en el Espíritu (Fruto del Espíritu Santo): como la planta de habichuela, en el experimento que te
mencioné al principio, debemos ser transparente y que nuestro crecimiento espiritual
sea percibido por todos e impactar a otros con las verdades de Cristo durante
nuestro proceso de desarrollo. El fruto del Espíritu Santo es la evidencia más
clara en nuestras vidas de que estamos madurando espiritualmente, nos diferencia
de las personas que son del mundo y nos reta a marcar parámetros en el
comportamiento que desafían la sociedad actual. Gálatas 5: 22-23 (RVR): Mas
el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.
3. Paz y fe en medio de la tormenta (trascendencia a lo
eterno): un árbol plantado junto a corrientes de agua
desarrolla raíces fuertes que le permiten permanecer en pie aún en las
circunstancias más difíciles. Cuando tenemos madurez espiritual podemos
entender que, en medio de todo, Dios tiene el control. Sí, te vas a sentir
triste y a veces desesperanzado durante tu vida, pero entenderás que todo lo
que pasa tiene propósitos eternos (Romanos 8:28). Cuando maduramos
espiritualmente, tratamos de ver todo lo que acontece desde la óptica de la
eternidad. Nuestro corazón está en los asuntos del Padre y no en lo pasajero y
terrenal.
Desde un punto de
vista biológico, lo natural es el crecimiento y este hecho también se relaciona
con lo espiritual. Es muy importante que aceptes a Cristo y que entiendas que
es tu salvador y redentor, pero debes seguir profundizando en las verdades de
su reino. Dios demanda de nosotros un crecimiento espiritual, el cual nunca
podremos lograr sin la ayuda del Espíritu Santo. Debemos anhelar crecer y así
poder entender verdades más profundas de Dios, que nos permitan distinguir
entre lo bueno y lo malo (Hebreos 5: 11-14).
Frase para reflexionar: No te
conformes con simplemente conocer de Cristo, profundiza en Él y descubrirás
propósitos eternos.
¡Dios te bendiga y gracias por existir!
Florangel Ramos Adames. -
Dios te bendiga, excelente trabajo... no dudes en continuarlo
ResponderEliminarBendiciones para ti también Alfonso. ¡Gloria a Dios! Gracias por el apoyo.
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